MOTIVACIONES PARA EL SISTEMA DE ENTIERROS ECOLOGICOS
La destrucción del medio ambiente es uno de los temas de mayor preocupación mundial de los últimos tiempos.
Por lo tanto, es preciso acometer aquellas acciones, que dentro del marco de una Política Ambiental, tiendan a conseguir las máximas garantías para la salud humana, reduciendo la contaminación medioambiental. La pureza del agua es la base de la salud de las personas.
En esta línea, uno de los asuntos más difíciles de la Política Ambiental, es el inexorable crecimiento de los residuos y su adecuada gestión, en la línea del reciclaje y valorización de los mismos, puesto que implica asignación de recursos económicos.
Es preciso acometer el desarrollo de una conciencia ambiental de los Gobiernos, Instituciones y de la sociedad en general.
En este caso, nos referimos al sistema de gestión de cadáveres ó enterramientos, que se vienen realizando en España por el sistema clásico (lápida ó incineración), desde tiempos inmemoriales, que provocan un impacto ambiental y paisajístico, a diferencia del que existe en Estados Unidos, donde los enterramientos humanos se realizan en cementerios tipo parque, perfectamente integrados en la naturaleza.
Un enterramiento ecológico, significa ser respetuoso con la protección y conservación del medio ambiente y por lo tanto mira por la salud de las personas que viven en la zona. Evitando la contaminación de sus acuíferos.
En base a todo lo anterior, proponemos con el Proyecto Funeco se proceda a:
1. La puesta a disposición de la población de un campo de enterramientos tipo Parque, como existen en EE.UU., para aquella población civil que no desea ser enterrada en cementerio tradicional tipo corralón, con mausoleos y lápidas de granito, ni asumir costes desmedidos de obituario.
2. Se proponga, la procedencia de un sistema de enterramiento ecológico para la población censada en la zona, dentro de un recinto con la denominación de cementerio ecológico, donde se descarte el aporte de mausoleo ó lápida de granito, de forma que se deposite el cuerpo dentro de una capsula de madera reciclada ó cartón biodegradable, depositando a continuación una capa de árido del tipo 20-40 o superior, que otorgará drenaje y consistencia al suelo y relleno de fertilizante para el resto de la zanja, aprovechando el momento para plantar un árbol o matorral de alguna especie autóctona.
Con este procedimiento, se contribuirá a la detención de la degradación del suelo y al embellecimiento paisajístico de la zona.
Previamente, sería conveniente realizar un drenaje absoluto de líquidos al cadáver, toda vez que el tratamiento de las enfermedades a base de productos farmacéuticos, dan pié a la consiguiente contaminación de los acuíferos, una vez se incorpora la materia biodegradable al tracto de la naturaleza. El procedimiento de drenaje de líquidos se llevaría a efecto a través de la UDECA – Unidad de Desidratación de Cadáveres, cuyo
diseño adjuntamos más adelante.
Los líquidos extraídos de los cadáveres, debidamente tratados con geles desinfectantes, según prescripción facultativa, se incorporarán a la conducción urbana de retorno hacia la planta depuradora municipal, para continuar su tratamiento con los demás lodos de la depuradora, que serán transportados con posterioridad a la planta de compostaje, donde serán mezclados con el restos de componentes para su conversión en fertilizante.
3. Para la procedencia de este espacio, se necesitará realizar el desarrollo anticipado del pertinente estudio de impacto territorial y ambiental, que la Comisión de Medio Ambiente y Urbanismo de la Comunidad de Madrid, deberá valorar, con el conocimiento y visto bueno de la Consejería de Sanidad.
Entendemos que la fórmula tradicional de entierros, implica un impacto medioambiental y paisajístico excesivo en las ciudades, debido a la utilización de material no biodegradable, como son las lápidas y mausoleos de mármol, féretros de cínz que acumulan los lexiviados ó fluidos de los cadáveres, y demás añadidos a las piras funerarias que rebosan las lápidas, hasta el punto de quedar los féretros a ras del suelo, por falta de cabida, ó incluso el excesivo derroche forestal que implica la elaboración de los féretros de maderas nobles.
La incineración de cadáveres dentro de sus féretros de maderas nobles, con revestimientos internos de seda, en los tanatorios municipales, produce excesivas emisiones de gases de efecto invernadero, consecuencia de las lacas y barnices empleadas para recubrir la madera, asas y demás adornos de bronce, de carácter pernicioso para el medio ambiente. Por lo tanto, desaconsejamos su procedencia, proponiendo en su lugar otro tipo de técnicas de gestión de entierros, que supone una aportación positiva de materia biodegradable al tracto de la Naturaleza.
Que los excesivos costes que ha de abordar la familia del finado, para proceder a una acción tan natural como es el entierro de un familiar, no resultan ni asumibles, ni aconsejables, para gran parte de la población civil, además del efecto contaminante que conlleva para con la capa freática y los acuíferos.
No son tiempos de fastos funerarios, que sólo sirven para engordar las arcas de las funerarias con pingues beneficios, a costa del sufrimiento y el sacrificio de los familiares del difunto.
Lo propio es, que aquello que procede de la naturaleza, vuelva a su lugar de origen, de la forma más aséptica posible.
Por lo tanto, proponemos que ha llegado el momento de abordar con responsabilidad y madurez, este tópico social que hasta ahora y por razones de sensibilidad social no se ha llegado a tratar.
Se trata de un procedimiento en el que sólo se modifica la forma de incorporar el cadáver a la tierra; el sistema de velado es exactamente igual. Es una vez transcurridas las 24 horas, cuando aparece la modificacion para un tratamiento de descontaminación previo a la inhumación del cuerpo en el cementerio.
Las tapias de los cementerios tradicionales, deberán ir desapareciendo con el tiempo, en la medida que la zona externa se vaya repoblando de especies arbustivas, incrementando la masa forestal, y por lo tanto el embellecimiento paisajístico del extrarradio de las ciudades.